sábado, 22 de septiembre de 2012

Mi primera marcha

No hay nada peor que narrar una noche que apenas recuerdas. Ésto me pasaba mucho en Las Palmas. No recordar ni qué canciones ponían en las discotecas era algo normal para mí, pero esta salida se merece un poco más de esfuerzo por mi parte.

La casa de Juan Daniel era algo modesta, pero se lo tenía bien montado: comida por doquier, zumito polaco, vodka polaco, como no... al ver las papas con mojo en la mesa, quise llorar. Si hay algo que se echa de menos aquí a parte de a tus seres queridos, es la comida canaria. Se echa en falta, de veras.

Éramos muchos canarios en su piso. En serio, Polonia es el refugio de muchos de nosotros. Habré visto 2 o 3 peninsulares... canarios por el mundo, si señor.

"Notarán que cuando vayan a una fiesta, siempre habrán más polacas que polacos", dijo nuestro anfitrión. Correcto, dijimos todos. Esa fiesta era un ejemplo de ello. Era gracioso ver cómo una de ellas ponía canciones de Shakira en el portátil, o alguna que otra canción de reggaeton. No podía estar más a gusto en ese lugar.

"Tienes que pillar un bloc de notas o algo, y apuntar las frases que digáis éste año", dijo Ángel. Maldita sea, tenía razón. ¿Cómo no se me ocurrió antes?. No os imagináis la cantidad de perlas que soltamos. Y soy incapaz de recordarlas todas.

Bailamos, bebimos, comimos... y no pasaban las 10 de la noche. Aquí las marchas empiezan y acaban antes, pero se disfrutan el triple que en Canarias. Será el rollo Erasmus, pero se disfruta de veras. "Porque tengan un Erasmus mejor que el mío", dijo Ángel. Brindamos por ello, y salimos a la calle.

Nuestro primer destino: discoteca Revolution. Todos los recintos en Cracovia parecen estar bajo tierra. Escaleras infinitas al infierno. Pero el infierno de los buenos. La música era increíble, y el ambiente insuperable. En las discotecas polacas puedes soltarte sin mosca. Nadie está pendiente por ver lo que haces. Y si lo están, es que les caes bien o quieren bailar contigo.

Yo ya no sé ni dónde me encontraba, y mucho menos donde se encontraban mis compañeros. Es más, fue ver a uno de ellos, me dio 10 cachetones, y se largó. "Por la cara, ¿no?", dije. Juan Daniel petándolo por otro lado... que locura.

La tropa polaca y cuatro de los canarios que conseguimos salir del sitio proseguimos hacia nuestro siguiente destino. Dios, ¿cómo se llamaba?. Suerte que lo apunté en el móvil para no olvidarme: el Diva.

Curiosidad: todos estos sitios están a un paso de mi hostal. ¿Cómo es que no los diviso durante el día?.

Increíble. Polacas bailando en las barras. Tienes que pedir una copa entre sus piernas. Tres salas, musicones por todos los lados... puto paraíso. Te subías en los sillones y bailabas. Hasta reventar. En Cracovia, para ir al cielo, hay que bajar unas escaleras hacia el sótano.

Bailar el Gangnam Style con los polacos fue lo mejor, hasta creo recordar haber escuchado un tema de los Backstreet Boys. Fue una noche increíble.

No sé qué hora era cuando llegué al hostal, ni que fue de toda la gente, si se fueron antes que yo o siguieron gozando. Yo sólo deseaba dormir y ver que me deparaba mañana el destino. Esa noche había empezado de verdad mi Erasmus.

6 comentarios:

  1. En Cracovia, para ir al cielo, hay que bajar unas escaleras hacia el sótano.


    sublime frase my love

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  2. Socio quien te dio los 10 cachetones? Si me dices que fue alejo lo visualizo mejor xDDDD

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    1. Hoy estuvimos haciendo memoria. Y fueron dos los que me dieron cachetones, en plan pim pam pim pam xD. Moi y Luis se llaman. Buena gente.

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