Mi último desayuno en el hostal fue un fiasco. Un sandwich de tomate, jamon, queso y mantequilla. Tenía pensado hincharme, pero el pan estaba malísimo. Me da pena tirar la comida, pero no quería permanecer ni un minuto más en ese lugar. Me duché, empaqué como pude la ropa en la maleta y devolví las llaves al recepcionista. En perspectiva, mi estancia en el AQQ Hostel no ha sido mala. Volvería de tener que volver en un futuro a Cracovia.
Tenía dinero y un camino a seguir. No me hacía ninguna gracia tener que cargar de nuevo con la maleta a cuestas. No es nada cómoda, y se tambalea cada dos por tres. A duras penas, logré llegar a la estación de guaguas.
En la página web lo ponía claro: si vienes del aeropuerto, la 292 a la estación y de ahí la 129 a la residencia. Mentira cochina. La 129 no sale de la estación. Me costó un tiempo asumir que no estaba en el sitio indicado. De repente, recordé lo que me dijo Ángel sobre la residencia: "Hay una estación de guagua en frente de la politécnica que te lleva a la residencia". Qué sería de mí sin ese hombre.
Volví sobre mis pasos dirección a la Politécnica de Cracovia. Nada más llegar cogí la guagua. Todo parecía ir bien... hasta que me dejó en frente de la Galeria Krakowska. "No puede ser que me haya equivocado", pensé. Efectivamente, me equivoqué. Lo supe por la mirada asesina que me echó el chófer. Un billete malgastado, maldita sea. Luego de volver a la politécnica vi la verdadera parada en frente de la otra. ¿Cómo demonios iba a saberlo?. En fin.
Coger las guaguas aquí es una gozada. Un panel te dice todas las paradas que la guagua recorre, en orden de llegada. Llegas a la primera, ves el nombre, y ya sabes cuántas te quedan para llegar a tu destino. Jodidamente cómodo y útil.
"¡Ahí está el Aqua Park!", dije. Un recinto cerrado enorme. Aún me cuesta hacerme a la idea. Un parque acuático en Polonia. Juanda y Ángel van muy a menudo. Ya debe ser divertido.
Okulikiego, mi parada. Me bajé en plena autopista. "No puede ser que me haya equivocado", pensé de nuevo. Dos cagadas en un día eran suficientes para mi. Por suerte, el universo estaba de acuerdo conmigo al respecto. Nada más bajar una cuesta, divisé el camino hacia la residencia.
Es enorme. Como un campus universitario, pero de residencias. Pude ver unas canchas de baloncesto y tenis, un puesto de kebab... no sé por qué me extrañé. Más allá de los edificios, al sur, había un terreno bastante rural. Campo. Verde y más verde.
Y ahi estaba: Balon. Mi nuevo hogar en los próximos meses.
Las conserjes son algo ancianas. Anciano = habla polaco. No se siempre se da, pero la mayoría de las veces sí. Me mandó a la administración, habitación nº1. No tardé ni diez minutos y ya tenía mi carnet de residente. Me dieron mis llaves, unas sábanas que parecían cartón y me despacharon.
Salí del ascensor, tercera planta. Los pasillos parecían los de un hospital. Nada de color ni vida. Alguna que otra puerta tenía pintadas hechas con un permanente. Algún recuerdo de un Erasmus del pasado. Dos pasos al frente, giro a la derecha, cinco pasos al frente, giro a la izquierda.
304. Dormitorio 304. Abrí la puerta muy despacio. Entré en lo que parecía ser el recibidor. A mi derecha, dos armarios y una nevera. A mi izquierda, un perchero y la puerta del baño. Y al frente, mi habitación. Las dos mitades de la misma eran idénticas: dos camas, dos escritorios y dos estanterías. Una habitación muy modesta, pero me gustaba. Abrí la ventana y miré el paisaje. "Bienvenido a casa", pensé.
No tardé ni 5 minutos en quitarme la ropa y empezar a colocar la ropa de mi maleta. Estaba harto de ella y quise quitármelo de encima lo antes posible.
El baño es compartido con el dormitorio 303. Seremos dos personas por dormitorio, cuatro personas por baño. Sólo tendré que soportar a uno de ellos, así que sí, se está mucho mejor que en el hostal. Mientras colocaba mi toalla robada del hostal, apareció mi nuevo vecino: Daniel. Me habló en inglés, pero noté enseguida que era español. Y de Canarias, ni más ni menos, aunque hasta ese momento estudiaba en la península.
Mientras terminaba de asentarme en la habitación, pasé tiempo a hablar con él. Es agradable tener a alguien nuevo con quien hablar.
"No hay papel higiénico", dije. Algo tan fundamental no podía falta en nuestro baño. Salimos en busca de un supermercado a por provisiones. No tuvimos éxito encontrando uno, solamente un pequeño estanco con comestibles y papel higiénico. Suficiente. Agüita y papel del culo. No necesitaba más.
Había sido un día muy aparatoso. Lo único que quería era acostarme hasta el día siguiente... pero recordé que tenía que buscar mi portátil a casa de mis colegas. De repente no me pareció tan buena idea eso de llevar el equipaje poco a poco. Volví a la parada, pagué mi billete, me senté y me perdí en la distancia.
Si si, coge guaguas que es lo que pega
ResponderEliminarQue significa eso tío? XD. Quieres que ponga autobús? º0º
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