Salimos de Gran Canaria entre risas y lágrimas. Los aeropuertos son un sitio de paso, pero te pasas la mitad de tu vida ahí como no tengas cuidado, horrible.
En el aeropuerto de Madrid estuvimos "de paso" 6 horas, muertos del asco... pero si eres pobre y sólo puedes tener de amigo a Ryanair por serlo, pues te toca aguantar.
No sé en que momento cerré los ojos, saltándome las instrucciones de las azafatas de vuelo, ni en que momento salió el Sol para darnos los buenos días, pero cuando los abrí, nos hallábamos en un mar de nubes.
Nubes. Lo cubrían todo. Era como sobrevolar el mar, pero éste se había tornado en blanco y esponjoso. No tardamos en descender y sumergirnos en ellas... y ahí estaba nuestro destino.
Un paisaje muy rústico. Verde, mucho verde, y de distintas tonalidades. Una visión que sólo ves en películas o te imaginas después de leer un buen cuento. Las casas que divisábamos eran como las de un barrio residencial americano, esos chalets de dos pisos con una valla blanca y una puerta roja. El verde y la visión de estar en el campo hace diferencia a la versión americana que yo tenía, pero no deja de ser hermoso.
El avión bajaba a mucha velocidad, incluso pensé que aterrizaríamos en un campo de hierba "¿los polacos no tienen aeropuertos?", pensé... luego pude ver la pista de aterrizaje.
No soy un experto en viajar, cualquiera que me conoce lo sabe, pero me bastaron 2 veces para conocer la rutina que conlleva viajar en aeropuertos... pero lo nuevo estaba por llegar.
Mil y un polacos con cartelitos, buscando a sus respectivos pupilos. Me llamó la atención que tanta gente se viniera el mismo día que yo, pero no es nada relevante. Una polaca muy simpática se ofreció a llevarme en un taxi, pero no compartíamos el mismo destino.
Después de cambiar algo de dinero, salimos del aeropuerto. La sensación de frío se hizo notar enseguida. Desde fuera el aeropuerto parecía algo pequeño, y podías localizar fácilmente las paradas de autobús. Con algo de ayuda, compramos los billetes para viajar en la 292, con dirección a estación principal.
Media hora después de más campo, llegamos al fin a la ciudad. Si tuviera que compararlo con algo de mi tierra, diría que las calles son como Triana y Vegueta: edificios de ladrillo y tiendas por doquier.
Estábamos y seguimos estando en el centro de Cracovia. Algunos compañeros los llaman el anillo o la pera, por la forma que tiene la zona: tenemos un centro comercial, donde pasamos la mayor parte del tiempo; mil y un edificios a los que observar; pubs, macdonadls, más pubs... y como no, stripers.
No os imagináis la cantidad de veces que nos han ofrecido pasar un buen rato. Ahora entiendo eso que nos advirtieron antes de llegar aquí: "Lo que pasa en Cracovia, se queda en Cracovia".
En definitiva, después de una larga noche en vela y de un arduo viaje, llegamos a nuestro hostal, AQQ Hostel. La recepcionista nos recibió con una sonrisa, y nos acompañó a nuestra actual habitación, en la que os escribo estas palabras. 10 días estaré aquí. Los primeros diez días de mi nueva vida aquí en Cracovia.
Hola Jisus ;) Me llamo Pedro. He dado por casualidad con tu blog, el cual me voy a leer de arriba a abajo jajaja porque yo el curso que viene 2013/2014 me voy a la politecnica de cracovia de erasmus, estudio Ingenieria en informatica y tambien me ha tocado al señor Mrozek como coordinador jajajaj. He contactado contigo para saber un poco mas sobre lo que dicen que va a ser el mejor año de mi vida. Espero sea asi :) un abrazo y espero que leas esto ^^.
ResponderEliminarAh si quieres y puedes me harias un gran favor poniendote en contacto conmigo por correo : pedro.gordillo.rios@icloud.com
EliminarGracias :)