martes, 25 de septiembre de 2012

Carpe Diem 2

No me gusta llegar tarde a los sitios. Si tengo que llegar media hora antes para asegurarme, lo hago con gusto. A mis compañeros, sin embargo, el tema de la puntualidad es algo que llevan mal.

Lo curioso es que no son todos a la vez. Siempre es uno el que se retrasa por algún motivo. Nunca he entendido a la gente que llega tarde siempre. Uno puede retrasarse de vez en cuando, no es algo que se lleve a raja tabla. Pero bueno, son costumbres mías.

Encontramos a Juanda tomándose una cervecita en el Carpe Diem 2. Sentadito y viendo el partido. Llegábamos media hora tarde, y me sentía mal al respecto. "Sí tío, cómo os atrevéis a dejarme aquí media hora esperando, sentado en un sillón, viendo un partido de fútbol, con mi cervecita en la mano...", dijo con ironía. Una gran paciencia que tiene el colega, y una bonita forma de ver la vida.

Las cervezas los lunes costaban 3,5 zlotys, que al cambio son unos 80 y tantos céntimos. Vasos de medio litro por ese dinero. Era Carlsberg, no la maravillosa cerveza polaca que nos tenía a todos enganchados, pero por ese precio no íbamos a quejarnos.

El Carpe Diem 2 lo había definido como un club de carretera. No tiene otra definición un sitio dónde hay una moto encima de una mesa. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que me adentraba en una bodega pirata. Sí, piratas. La parte de atrás del Carpe era como estar en el interior de un barco pirata. ¿Qué clase de combinación es esa, motos y piratas?. Temo volver y encontrarme otra sala con una temática distinta.

Al principio de la noche ponían todo tipo de música: desde Calle 8 de Pitbull hasta Soul Sister de Train. Incluso hubo canciones por la cara, como la de los Cazafantasmas. La parte buena de la noche fue cuando pusieron rock del bueno: I love rock and roll, Sweet Child of Mine... la noche me recordó a mis 19 años. Esos fines de semana en el Paraninfo. Los fosos, la locura que te invadía escuchar System of a Down, Rammstein o Bon Jovi. Fue una noche Para en toda regla.

El futbolín fue mi frustración esa noche. Cada partida que me echaba, 5 canciones increíbles sonaban en la pista de baile. "Será posible loco, ¿qué hago aquí?, farfullaba mientras intentaba meter un gol.

El momento surrealista esa noche llegó a manos de unos extranjeros que jugaron con nosotros. Dos chicos de procedencia desconocida para mí, contra Juanda y una chica, amiga de sus rivales. Juanda se los llevó al campo y les dio un buen repaso. Ángel y los demás vitoreábamos el nombre de Juanda al ritmo de las canciones que sonaban de fondo. El portero rival estaba hasta nervioso, incapaz de parar los tiros que le venían. Después de ganar, la chica recompensó a nuestro amigo con halagos y un beso en la mejilla. Le debió gustar ganar por una vez.

Los siguientes extranjeros que vinieron nos regalaron una frase épica: "It's not table for us". No podían competir con nosotros, y se fueron dejándonos de regalo esa maravillosa frase. ¿No es mesa para nosotros?. ¿En serio?. ¿No tenían la crema de manos adecuada o qué?. Ya teníamos coña para el resto de la noche.

Noche de Carpe. A veces los planes sencillos suelen ser los mejores. Tengo ganas de echar un parchís.

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