Intento fallido por dar clase. Era mi primer día, y estaba entusiasmado. Tenía que pagar la tarjeta de estudiante, pero no me importaba. Por fin iba a tener algo que hacer. Estudiar me parecía en ese momento algo fascinante y desconocido. Mes y pico más de vacaciones no estaba resultando tan agradable como creía.
"¡Españoles!", grité al llegar al aula 202. Mi compañero y yo estábamos perdidísimos, y al ver caras conocidas mi primera reacción fue abrazarlos. Ese día apenas había dormido. Que los domingos haya marcha con cerveza barata iba a pasarme factura a la larga.
El profesor de redes, Szymon Lukasik, hizo acto de presencia. Tenía pinta de ser muy joven, y además era simpático. "Sorry, but the classroom is not available right now... we won't have class today", dijo. Cachis en la mar salada...
Tendría que esperar dos días más para dar mi primera clase. Los estudios se están haciendo de rogar, pero bueno. Tenía otras preocupaciones, tales como hacer la compra y comer. Ir por la vida con pasta y arroz en el estómago no podía sentarme bien... pero el tiempo aquí pasa volando, y entre una guagua y otra, se me hizo de noche. Otro problema más que añadir a la bolsa de tareas pendientes.
Necesitaba relajarme. A pesar de que no había dormido apenas, quería pasar el rato con mis compañeros de residencia. El plan de ese día era el karaoke. Un karaoke, si señor. No había ido a uno desde mis dieciocho o diecinueve años... y mi repertorio de canciones se había ampliado desde entonces.
Tiramos para el centro, cerca del bar inglés donde solemos ver el fútbol. El nombre del lugar no pudo hacerme más gracia: Movida. La fiesta estaba patrocinada por Kakao, así que tendríamos suculentos descuentos durante toda la noche, además de unos chupitos gratis de bienvenida. Qué bien nos cuidaba esta gente.
El sitio era pequeño. Un pasillo donde se encontraba el bar y al final, una sala mediana para fumadores, donde también se encontraba el karaoke. Me senté al lado de un compañero mientras veía la lista de canciones: Marron 5, Cold Play, Phill Collins, The Beatles, Rammstein, Guns and Roses... hasta My heart will go on, de Celine Dion. Me iba a poner las botas.
La gente cantaba cada una de las canciones. No había necesidad de micrófono. Cantar, beber y reir. Mis noches de los lunes están ocupadas a partir de ahora.
La canción estrella: Gangnam Style, de Psy. Yo en el micro, en frente, y con mi propio coro atrás. Ese koreano mueve masas, y en Polonia no íbamos a ser menos. Qué grandioso.
La noche acabó con muchos del grupo algo cambados, cuidando unos de otros. Unos polacos nos acosaron, pero nada que no pasara en Las Palmas un día de marcha.
Un sublime kebab me acompañó de camino a casa. Los días que empiezan mal sólo pueden subir, hacia el cielo. Qué movida de noche.
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