sábado, 6 de octubre de 2012

Independiente

Nunca había experimentado la independencia antes de venir a Cracovia. No tenía ni idea de cómo me sentiría, ni cómo manejaría la situación. Tendría un año entero para descubrirlo.

Siempre he vivido con mis padres hasta ahora. Ya sabéis cómo es eso: tu única preocupación es dejarte llevar. Tus pensamientos sólo se concentran en tus propios problemas y asuntos. ¿Quién quiere fregar el suelo pudiendo salir de cañas con tus amigos?.

No valoraba lo que tenía, como todos. Tampoco valoraba el sacrificio que mi familia soportaba a veces para que la casa siguiera adelante. La familia es un tesoro.

Hacer la compra. Cuán tediosa tarea. La comida, material de limpieza, agua... y siempre te queda algo por comprar. El no tener coche hace más jodida la tarea. Ir caminando a todos lados cargado de cosas. Las bolsas en los pies son legendarias.

El dinero. Administrarlo es muy difícil. No puedes ahorrar porque siempre surgen imprevistos. No puedes tener muchas tentaciones porque te verás jodido a final de mes. Mi familia está haciendo un esfuerzo horrible para que yo pueda vivir este sueño. Lo menos que puedo hacer es compensarles siendo responsable... y comprándoles una casa en el campo cuando sea asquerosamente rico.

La lavadora. Madre mía... la lavadora. Uno se plantea ponerse dos y hasta tres veces los calzoncillos solamente por no ponerla. Si tuviera una para mí solo no me quejaría tanto. 

Primero, tienes que bajar a la recepción y entablar una sublime conversación con una anciana polaca para que te de la llave de la lavandería, además de pagar un euro y poco por una moneda que sirve para encender la lavadora. El solo hecho de tener que meterte en una batalla campal de idiomas hace que se te baje la tensión.

Segundo, poner la lavadora. Ésto no tiene ciencia. Una vez puesta la primera, lo demás es rutinario. Cuarenta minutos tarda en terminar... te dejan la llave de la lavandería dos horas, nada más. Eso significa que sólo puedes tender la ropa e irte a tomar viento.

Tercero, esperar a que se seque la ropa y volver a la recepción a por la llave... la coña es que la residencia tiene diez pisos, lleno de estudiantes con ropa sucia. Si otro coge la llave de la lavandería, estás jodido. Tienes que esperar a que la devuelva, y no sabes nunca quién la tiene. ¿Por qué mierdas no llevará ésto un control?. ¿Dónde cuelgan la ropa los tíos que vienen después de ti?. Caca de vaca.

Qué dura es la independencia... una gran experiencia, decían. Te lo pasarás genial, decían. No todo son nubes de algodón y ríos de chocolate, ¿eh?. Supongo que no soy completamente independiente aquí. Un término medio muy raro.

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